miércoles, 21 de enero de 2015

Artesanos del cemento

Ciudad de Diriamba, Nicaragua, 15 de Noviembre de 2014. En el pequeño espacio temporal que el clima tropical pacta con los habitantes de la calle, entre las lluvias torrenciales y los vientos huracanados, un grupo de jóvenes de la citada ciudad deciden aportar su grano de arte a los muros de su patria. Partieron de un encargo de una escuela pública local para realizar un mural sobre la educación. Una lluvia de ideas sobre la educación: respeto, hermandad, solidaridad, cultura. Respeto, el revolucionario saludo a la bandera nicaragüense; hermandad, dos manos entrelazadas sujetando su mutuo peso; solidaridad, las banderas de tres patrias ejemplares como Venezuela, Cuba y el FSLN que se ayudan sin buscar nada a cambio; y cultura, el rostro del cacique Diriangen escoltando la silueta del General de Hombres Libres.

La impaciencia les corroía por dentro, querían pintar ya el mural, pero no llegaban noticias desde las oficinas. Decidimos reunir a todos y proponer la única salida: recolectar dinero de los negocios y vecinos locales para comprar la pintura necesaria, conseguir el los accesorios como brochas, rodillos, cubos… de casa y buscar un muro alternativo y visible para plasmar el boceto.
Todos aceptan y pasan a la acción, después de días de recorrer las calles de negocio en negocio, pidiendo colaboración para un proyecto alternativo y creativo con jóvenes de la ciudad, después de solicitar permiso para pintar un muro céntrico, después de empaparnos en las noches lluviosas caminando entre pizzerías, panaderías y parques, después de modificar mil y una veces el boceto original, de añadir y eliminar colores, figuras, letras… llegó el día.

A las 8 de la mañana doblo la esquina del mural y ahí estaban todos, esperando, con una sonrisa entre los labios y bromeando, con la impaciencia en la muñeca agitando aerosoles. Empezamos coloreando todo el muro de blanco hueso, extrayendo el máximo posible de cada mililitro de pintura, y esperando unos largos 20 minutos a que secara perfectamente el crema claro sobre el concreto. Empiezan a sonar los botes de pintura spray agitándose, el olor a pintura y el sonido del gas saliendo a presión de su celda de aluminio. Un trazo negro sobre el hueso se extiende, el spray va pasando de mano en mano (condición obligatoria) como un ritual en el cual todos son participes de todo, como los zapatistas y su “para todos todo, nada para nosotros”, unas líneas más curvas que otras, muy onduladas, con poca pintura o con excesiva y sus consiguientes goteras. Es el proceso de aprender, caerse para levantarse, equivocarse para corregir, conocer los errores, su causa y su solución… poco a poco se va llenando de color el gris muro, de mensajes y de vecinos que se acercan, nos felicitan por el trabajo, nos animan, nos piden permiso para fotografiar la escena, nos proponen nuevos proyectos y reciben, los chicos diriambinos, la felicitación de un compañero de profesión, de pueblo y de arte.

La jornada finaliza compartiendo risas, bromas y comida con los últimos resistentes (después de 9 horas delante del muro y del sol). El trabajo que realizan no es ningún crimen, si se hace con conciencia, si se hace con la intención de transmitir un mensaje, una opinión que haga avanzar a la sociedad de la que formamos parte, que haga mejorar nuestra comunidad, que ponga un microgramo de esperanza en la humanidad. Es el trabajo de moldear las ideas y expulsarlas al exterior, el trabajo de estrujar la masa cerebral hasta conseguir aportar algo nuevo al panorama, el trabajo de controlar la presión que ejercen miles de músculos dactilares sobre la boquilla del spray, el trabajo de desgastar día tras día el negro grafito sobre el blanco folio, el trabajo de dar vida al inerte, gris e inmóvil cemento. Al fin y al cabo, lo que mejor define a esta extraña estirpe de locos, en la región de las artesanías milenarias, los portainciensos mayas, los telares catchiqkeles, los petroglifos chorotegas, es la definición derivada de un amigo de la pampa: artesanos del cemento.



Diriamba, 12/01/15